La propiedad privada sobre los medios de producción
es el gran mal de la humanidad. Es cierto que genera mucha riqueza, pero
también genera mucha pobreza y mucha desigualdad. Los medios de producción
tienen un valor y se expresa en una determinada suma de dinero. Así que hablaré
de los medios de producción no bajo la condición de su existencia física, sino
bajo la condición de su existencia monetaria. Hablo entonces del capital
monetario y del dinero en general. La globalización económica ha puesto sobre
el tapete el poder inmenso del dinero por encima de cualquier otro poder,
incluso por encima del poder del Estado. La concentración del poder monetario
ha llegado a unos niveles exorbitantes y puede poner en jaque a cualquier
economía estatal. Solo un dato: los fondos de inversión y de pensiones
administran un patrimonio de 58,4 billones de euros. Para que el lector se haga
una idea precisa del poder económico de estos fondos basta decir por vía
comparativa que el PIB de España en el 2014 fue de 1.058.469 millones de euros
y que el presupuesto general del Estado ascendió a 423.231 millones de euros.