El ochenta por ciento del conocimiento que tenemos del mundo es mediato. A su vez este conocimiento mediato tiene dos dimensiones: conocimiento sensible y conocimiento teórico. Por medio de la televisión y de internet conocemos muchos acontecimientos particulares que ocurren en todo el mundo. Hablaremos aquí de conocimiento sensible mediato. Y por medio de libros teóricos tenemos conocimientos de hechos esenciales que también ocurren en el mundo. Aunque en la teoría nos topamos con los conceptos, estos deben ser considerados como la transformación de los hechos particulares en universales. No debemos considerar el concepto como la negación de lo sensible en el sentido de que lo dejamos atrás; en este caso tendríamos universales vacíos. Debemos considerar los conceptos como una fase evolutiva de las experiencias particulares y que encierran potencialmente toda su riqueza. Marx define los conceptos como elaboraciones de percepciones y representaciones, esto es, en lo universal en tanto concepto está contenido lo particular. Pero la dialéctica de lo particular y lo universal no queda ahí: con los conceptos organizamos y mejoramos la calidad y los rendimientos de las percepciones y de las representaciones. Recordemos que sin percepciones y representaciones el pensamiento carece de blanco al que apuntar, pero sin conceptos nuestro pensamiento es ciego o su luz alcanza a pocos objetos y con bajo nivel de certeza.