Hemos afirmado que el valor aparente de un ente es el conjunto de aspectos y detalles que constituyen su identidad. Pero una cosa es la identidad y otra la identificación. Para identificar un ente no necesitamos conocer la totalidad de los aspectos y detalles que constituyen su identidad, en muchas ocasiones nos basta solo con unos pocos. Oigo un ruido en la calle y afirmo: es un automóvil. En este caso llevo a cabo una identificación de clase, no de individuo. A cierta distancia veo a una persona caminar y, aunque no veo con detalle su cara, sé que es Manuel García. Estoy ante uno de los muchos valores aparentivos de Manuel García; y aunque el número de aspectos que puedo percibir es pequeño, es suficiente para poder identificarlo.