Habíamos dicho que el lenguaje ha penetrado en todas las formas de la subjetividad: en el deseo, el impulso, la necesidad, las inclinaciones, la voluntad, la percepción, la representación, la imaginación, etc. Pero todas estas formas de la subjetividad presuponen que algo, aquello que hace de objeto de esas formas de la subjetividad, sea representado, esto es, sea hecho interior. De manera que todo aquello que se ha hecho interior por medio de la representación, queda también penetrado por el lenguaje, queda cubierto por lenguaje, cae en las redes del lenguaje. De ahí el imperio del lenguaje: no sólo ha alcanzado al mundo interior sino también al mundo exterior.
¡Aviso importante! Hasta ahora cuando se pinchaba en las etiquetas no aparecían todos los trabajos publicados bajo dicha etiqueta. Ahora hay paginación y se puede acceder a todos los trabajos publicados. Otra cuestión: Soy Ingeniero Técnico y Licenciado en Filosofía, pero de forma general me considero un Investigador Independiente.
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lunes, 30 de mayo de 2011
La penetración del lenguaje en todo
Autor: Hegel
Texto: Prefacio a la segunda edición de Ciencia de la Lógica
domingo, 29 de mayo de 2011
Algunas palabras sobre el 15-M
Creo que muchos analistas de izquierda se equivocan. Están queriendo ver en ese movimiento lo que no hay. Se equivoca Julio Anguita cuando dice que esos jóvenes son los nuestros. La izquierda radical, en especial sus vanguardias, no debería entrometerse en ese movimiento. Debería respetar su autonomía y su evolución. No es correcto saltarse las etapas necesarias de la evolución de los movimientos sociales. Es un movimiento de protesta y un movimiento de indignación. No deberíamos ir más allá.
sábado, 28 de mayo de 2011
Reflexiones sobre percepción y lenguaje
Introducción
Jerome Bruner, en su obra Actos de significado, muestra una gran decepción por los derroteros que ha seguido la revolución cognitiva. A su juicio, esa revolución se ha desviado hacia problemas que son marginales en relación con el impulso que originariamente la desencadenó.
viernes, 27 de mayo de 2011
Partidos políticos y clases sociales
Los comunistas, por regla general, han simplificado las relaciones entre los partidos políticos y las clases sociales. Se plantean las cosas así: por un lado, está el partido capitalista que representa a la clase capitalista, y por otro lado, está el partido comunista que representa a la clase obrera. Si las cosas fueran así de fácil y de transparentes, mañana mismo, al ser la clase obrera la mayoritaria, los partidos comunistas y partidos obreros en general ganarían las elecciones en toda Europa y en Estados Unidos. Por el contrario, la burguesía presenta a los partidos políticos como representantes de los intereses de los ciudadanos, no de las clases sociales, y la única diferencia que establece entre ellos es de tipo ideológico. Así que el error en torno a la relación entre partidos y clases se reparte entre la izquierda y la derecha, la primera por simplificar la igualdad entre los partidos y las clases, y la segunda, por reducir las diferencias de clase a diferencias ideológicas y por presentar la sociedad, no como una sociedad dividida en clases, sino como un conjunto de ciudadanos.
Mundo objetivo o los nombres de conjuntos vacíos (Jürgen Habermas)
Dice Habermas en la página 149 de su libro Verdad y Justificación lo siguiente: “A esta universalidad de la validez de la verdad le corresponde, por el lado de la referencia, la suposición de que el mundo es uno y el mismo para todos, con independencia de la perspectiva desde la cual nos refiramos a algo en él”. Y en la página 155 dice esto otro: “Por tanto, también después del giro lingüístico la afección de los sentidos y el éxito de la acción equivalen a los dos medios a partir de los cuales se nos imponen las limitaciones de un mundo objetivo que suponemos independiente e idéntico para todos”. Fijémonos en las ideas centrales de estas dos citas: una, suponemos que el mundo es uno y el mismo, y dos, suponemos que el mundo objetivo es independiente de nuestra conciencia. El error de Habermas, como el de muchos pensadores modernos, estriba, por una parte, en no ilustrar con ejemplos particulares los conceptos que defienden y en descuidar por completo el análisis de lo elemental, y por otra parte, en formular los juicios no como expresión de un momento de un concepto que tiene más desarrollo, sino como expresión de una idea fija, inamovible, muerta. Con estos pensadores, aquejados como están de Lógica Formal, los conceptos se presentan como si tuvieran un solo aspecto, un solo lado, un solo momento. Sólo por reacción dialéctica podemos formalmente defender las ideas contrarias a las planteadas por Habermas: una, suponemos un mundo múltiple y cambiante, y dos, el mundo objetivo no es independiente de la conciencia.
sábado, 21 de mayo de 2011
El éxtasis óntico
En la religión india, en la emparentada con Buda, la meta del hombre es conquistar el estado de Nirvana. Para lograr este estado es necesario adoptar una postura inmóvil y concentrarse para no sentir nada, no desear nada, no pensar en nada y no querer nada. Por lo tanto, la meta del hombre es el no ser, la nada. En esta concepción religiosa todo proviene de la nada y retorna a la nada. Esta forma de unirse a la naturaleza, negando la particularidad, disolviéndose en la naturaleza, negando todo movimiento, es una forma negativa de unirse a la naturaleza. Se trata de que la particularidad, esto es, todas nuestras particularidades, se disuelvan en la vacía abstracción, en la nada. Esta filosofía es contraria a la de los espíritus inquietos, activos, transformadores, agitadores.
El espejo y yo
Los artistas prefieren los objetos sensibles frente a los objetos conceptuales. La razón estriba en que los primeros pueden verse, oírse y tocarse, mientras que los segundos sólo pueden pensarse. Pero los artistas no se interesan por los objetos sensibles como lo hacen los hombres prácticos, ajenos a consideraciones transcendentales, sino que en ellos buscan la belleza de sus formas y sus profundos significados humanos. En este sentido están más cerca de los filósofos, que captan lo profundo del mundo mediante el concepto, que del hombre práctico, que se contenta con el aspecto exterior y superficial de las cosas. Las seis meditaciones que hoy entrego a la inteligencia del lector están dirigidas especialmente a los artistas, para que observen cómo en un hecho tan sencillo y universal, la relación de nuestro yo con el espejo, se esconden secretos conceptuales maravillosamente dialécticos.
El espejo y la manzana
(Le digo entre paréntesis a Carmen que mis trabajos sobre Vygotski y Luria incluyen dos partes, los textos de esos dos autores y mis propias reflexiones filosóficas, que tienen como objetivo buscar fundamentos científicos para la Semiótica. Es decir, sobre esos textos se puede edificar en distintas direcciones. Yo aporto la mía. También le comento que en el plazo de quince días me haré con algunos libros de Jerome Bruner; y que una vez los estudie, haré llegar al foro mis reflexiones)
Este mensaje está dirigido especialmente a Clara, con quien creo mantener algunas posiciones comunes, y versará sobre el pensamiento fenomenológico de Descartes y de Husserl. Les recuerdo lo que decía Clara en uno de sus párrafos: “Ahora dudo de mi propia existencia, lo repito. ¿Escribo, hablo, luego existo?”. Todos sabemos que si ponemos una manzana delante de un espejo, se duplicará el mundo. En vez de una manzana tendremos dos: una fuera del espejo y otra en el espejo. El espejo podemos concebirlo como un ser que sólo tiene ojos, que carece de manos, de olfato, de gusto, de aparato digestivo y de memoria. Vamos a suponer que también tiene conciencia teórica, esto es, palabras con las que reflexionar sobre los problemas del conocimiento. Es así como la mayoría de los filósofos se representan el sujeto de sus discursos.
Semiología del mundo animal - La serpiente cola de lombriz
El mundo animal está lleno de maravillosos fenómenos semiológicos dignos de estudio y de análisis. La ventaja de estos análisis estriba en que estos fenómenos semiológicos son miles de veces más sencillos que los que podemos encontrar en el mundo humano, circunstancia que nos permite elaborar los primeros conceptos de la Semiología con relativa claridad y precisión. Hoy nos centraremos en la semiología vinculada a la vida de la serpiente cola de lombriz, una serpiente que se ayuda de la apariencia de su cola para cazar ranas.
Construcción de sentido
‘Construcción de sentido’ es una categoría que he visto circular mucho en este foro, pero no tengo una idea clara de lo que se entiende por ella. He estado estudiando un texto de Carlos Corrales, que encontré en internet, que trata sobre la construcción de sentido. Y he sacado en claro lo siguiente: es una categoría que al abarcar tantas cosas distintas y dispares carece de unidad conceptual. Siempre he prestado atención al supuesto rigor de la Semiótica, sobre el que incide muy especialmente Magariños. Pues bien, donde el rigor se hace manifiesto, entre otras cosas, es en la unidad de los conceptos que empleamos. Así que aquí hay mucho por hacer todavía, o así lo creo yo. Quisiera con la reflexión de hoy estimular a los miembros de este foro a la participación en este debate, y así aumentar el Glosario que hace ya más de un año iniciamos no sin cierta agitación de ánimos. Esto último será así, si lo tiene a bien Magariños, y si en verdad resulta.
viernes, 20 de mayo de 2011
Órganos de los sentidos (Alusión a Alonso Quijana)
Alonso Quijada, un pobre hidalgo de la Mancha, a una edad avanzada abandonó su práctica social, la cacería y la administración de la hacienda, y se encerró en un cuarto a leer fantásticos libros de caballería. Leía día y noche. Se olvidaba hasta de comer. Tal fue el afán que le entró por la lectura. Por sus ojos dejaron de entrar los objetos del mundo exterior, fundamentalmente aquellos con los que contactaba en sus actividades prácticas, y empezaron a entrar sólo signos lingüísticos. Con estos signos lingüísticos, y ayudado por alguna que otra ilustración, se representaba las fantásticas historias de Palmerín de Inglaterra, de Amadis de Gaula, de Bernardo del Caspio y de un sinfín de famosos caballeros. Se imaginaba un mundo lleno de gigantes, de sabios encantadores y de princesas cautivas, que él consideraba tan real como su pobre existencia. En suma, se asentó en su cabeza un mundo fantástico, un mundo inexistente, un mundo irreal; aunque un mundo a fin de cuentas. Este mundo inexistente era tan poderoso, tan cuantioso y absorbente, que terminó por someter la primacía de los órganos de los sentidos en el conocimiento del mundo a la tiranía de la representación fantástica. Hasta tal punto llegó la enajenación de su mundo interior respecto de su mundo exterior, su mundo formado a partir de signos lingüísticos frente al mundo formado a partir de los órganos de los sentidos, que se le aparecía un molino de viento y él se lo representaba como un gigante; se le aparecían una venta y dos prostitutas a su puerta, y él se los representaba como un castillo donde se solazaban dos grandes damas. Todo el mundo exterior que entraba por sus sentidos se transformaba en un mundo fantástico cuando llegaba a su cerebro. Su representación transfiguraba su percepción.
martes, 17 de mayo de 2011
La inmortalidad y la perfección
Creo que fue el señor X quien me preguntó sobre el origen de cierta categoría en el ámbito de la religión. No recuerdo si fue sobre la categoría ‘perfección’. Pero como quiera que sea, he considerado oportuno transcribirles un pequeño fragmento de Filosofía de la Historia de Inmanuel Kant, donde las categorías ‘inmortalidad’ y ‘perfección’ adquieren un contenido netamente antropológico; y de ese modo se las restamos al más allá y al ser absoluto que lo gobierna.
El hombre como fin de la naturaleza
Les decía el otro día que el deísmo puede ser considerado como un proceso de transición ideológica entre el teísmo, en especial el teísmo cristiano, y el ateísmo. Pero en todo periodo de transición se puede ir hacia delante o hacia atrás. A veces pensamos que el desarrollo de la ciencia y sus victorias nos empujará de forma ineluctable hacia el ateísmo, pero después no sucede así. Parece que la lucha que libran los religiosos y los ateos no sólo es una cuestión de razón, sino también y más fundamentalmente de las condiciones de la vida. Mientras sobre la faz de la tierra siga reinando la pobreza, la enfermedad y las guerras, la necesidad de la religión estará presente y su existencia será inevitable.
Las precisiones conceptuales y la actividad mental
En el ámbito de la ciencia, más especialmente en el ámbito de la teoría, son muy importantes la precisión y el rigor. Pero no todo en una teoría es preciso y riguroso. Siempre hay ciertos grados inevitables de vaguedad. No todo está desarrollado ni elaborado. Les pongo un ejemplo: por valor de uso se entiende una cosa que por sus propiedades puede satisfacer necesidades humanas. Las categorías “propiedades”, “necesidades” y “satisfacción” han sido empleadas para elaborar el concepto de valor de uso, más ellas mismas no son elaboradas. Habría que distinguir pues en toda teoría las categorías elaboradas de las categorías que sirven de material de elaboración.
En sí y para sí
“Si es cierto que el embrión es en sí un ser humano, no lo es, sin embargo, para sí; para sí el ser humano sólo lo es en cuanto razón cultivada que se ha hecho a sí misma lo que es en sí”. Hegel. Fenomenología del espíritu. Pág. 17
Es fácil ver lo que dice aquí Hegel. Algo es en sí cuando es un embrión o semilla. Y se convierte en para sí cuando se desarrolla.
El capital que existe para sí
“En la medida en que hasta ahora hemos examinado el proceso, no entra aquí para nada el capital que existe para sí, es decir, el capitalista”. Karl Marx. Grundrisse. El capítulo del capital. Cuadernos III.
Interesante definición la proporcionada aquí por Marx. ¿Qué es el capitalista? El capital que existe para sí.
lunes, 16 de mayo de 2011
Lógica dialéctica del ser y de la nada
Introducción
En el capítulo dedicado a la lógica dialéctica de la mercancía –libro inédito- señalo que los marxistas han hecho una comparación forzada y artificiosa de la Ciencia de la Lógica de Hegel con El Capital de Karl Marx. Se compara, por ejemplo, la categoría ‘ser como puro ser’ de Hegel con la categoría ‘mercancía’ de Marx, y se presenta como iguales bajo el punto de vista lógico. Esta comparación es totalmente desafortunada y errónea. La causa general del error se encuentra en que previamente no se expone por sí misma la dialéctica del puro ser de Hegel, para señalar después con detallados fundamentos las similitudes con las ideas de Marx. Y el error principal en el que se incurre es que se confunde la pura nada con la nada determinada, al igual que se confunde el puro ser con el ser determinado. Hay otros pensadores, también afiliados al marxismo, que confunden el puro ser con el ser en general y con el no-ser. Por todo ello considero oportuno exponer la dialéctica del ser y la nada tal y como nos la legó Hegel. Es un hermoso canto, como todos los suyos, a la dialéctica. Aconsejo al lector que haga una primera lectura de principio a fin. Así algunos pasos intermedios que en principio no resultan tan fáciles de entender, resultarán más claros en la segunda lectura.
domingo, 15 de mayo de 2011
Intuición y concepto
Título: Intuición y concepto
Subtítulo 1: ¿No hay percepción sin concepto?
Subtítulo 2: ¿No hay percepción sin significación?
Fuente
Autor: Inmanuel Kant
Texto: La lógica trascendental de Crítica de la razón pura
Con este trabajo someteré a crítica lo que considero dos extremismos del pensamiento. Uno se manifiesta en el ámbito de la filosofía y contiene la siguiente afirmación: no existe percepción sin conceptualización. Y el segundo se manifiesta en el ámbito de la semiótica y contiene esta otra afirmación: no hay percepción sin significación o no hay percepción sin signo. Tanto en un extremismo como en el otro la mediación se convierte en dominio absoluto.
sábado, 14 de mayo de 2011
La esencia de la señal o el signo indicativo
La esencia de la señal o el signo indicativo
Fuente
Autor: Edmund Husserl
Texto: Investigación primera de las Investigaciones Lógicas
Introducción
Cada autor tiene su propia terminología, que es tanto como decir que cada autor tiene sus propios conceptos. No obstante, no todos los autores son rigurosos en la delimitación de los conceptos, provocando así que sea la intuición y no el pensamiento quien decida el significado de ciertas expresiones y juicios fundamentales. Edmund Husserl se encuentra entre los pensadores extremadamente rigurosos.
viernes, 13 de mayo de 2011
Sensación y percepción
Fuentes teóricas: Luria y Husserl
Las percepciones no son posibles sin sensaciones. Podríamos afirmar que las sensaciones son el material con el que trabajan las percepciones. Pocos autores se cuidan de diferenciar con claridad las percepciones de las sensaciones y los toman como si fueran procesos psicológicos idénticos. El objeto de este trabajo es establecer sus diferencias así como su especial relación. Primero recurriremos a Alexander Romanovich Luria y después a Edmund Husserl. Los conceptos deben estar siempre en continuo proceso de enriquecimiento.
martes, 10 de mayo de 2011
Objetivación, cosificación y alienación
Francisco Soler, un estudioso del marxismo, me plantea la siguiente inquietud teórica: “Quisiera que me explicaras brevemente y a ser posible en lenguaje fácil los términos alienación, objetivación y cosificación. Aparte de su relación quisiera saber si los conceptos “objetivación” y “cosificación” son idénticos o en caso contrario cuáles son las diferencias entre ellos”.
Los conceptos científicos y filosóficos no pueden ser explicados de forma breve. Y la razón no está en que sean complejos, sino en el hecho de que los conceptos pertenecen a sistemas conceptuales concretos. Por lo tanto, para explicar de forma fundamentada un concepto debemos explicar el sistema conceptual concreto al que pertenece. El concepto de objetivación pertenece al sistema conceptual concreto denominado proceso de trabajo, el concepto de cosificación pertenece al sistema conceptual concreto denominado capital productor de interés, y el concepto de alienación pertenece al sistema conceptual concreto denominado el trabajo enajenado.
La objetivación
En el proceso de trabajo participan tres factores: la actividad conforme a un fin, o sea, el trabajo mismo, el objeto de trabajo y los medios de trabajo. Esta es la visión espacial del trabajo.
También podemos tener una visión temporal del trabajo. Todo trabajo es un proceso y dura un tiempo determinado. Durante el tiempo que dura el trabajo todo es movimiento, mientras que al final llega la quietud, cuando el objeto de trabajo ha sido elaborado y valoramos si lo hemos hecho bien o mal.
Y la representación sintética del trabajo, aquella que une la representación espacial con la temporal, podría ser esta: El trabajo es un proceso entre hombre y naturaleza, un proceso mediante el cual el hombre se apropia de los materiales de la naturaleza de una forma útil para su vida poniendo en movimiento las fuerzas naturales pertenecientes a su corporeidad. Es importante aquí el concepto de apropiación. Será útil para entender después el concepto de alienación.
Con respecto a la dialéctica entre el trabajador y el objeto de trabajo, Marx lo expresa en lo siguientes términos: el trabajo se objetiva y el objeto se elabora. La elaboración del objeto de trabajo coincide con la objetivación del trabajo. El objeto de trabajo se hace producto, no otra cosa quiere decir que el objeto se elabora, y el trabajo se hace objeto. Hay que tener cuidado aquí con el uso del concepto de objeto. Hay que distinguir el hecho de que toda actividad o trabajo se hace sobre un objeto del hecho de que toda actividad se hace objeto.
Recapitulemos. La pregunta había sido formulada en los siguientes términos: ¿qué es la objetivación? Esta pregunta no debería tener respuesta. Es un concepto incompleto: le han quitado una parte sustancial. La pregunta debería ser: ¿explícame qué es la objetivación del trabajo o que es la objetivación de la actividad en general? La respuesta sería: todo trabajo, si es tal trabajo, se tiene que objetivar. De forma generalizada podríamos decir: toda actividad tiene igualmente que objetivarse. El gran dilema del hombre moderno en su condición de trabajador estriba en que no dispone de los medios para objetivar su trabajo. Sólo puede hacerlo cuando encuentra trabajo. De ahí su servidumbre.
La cosificación
Sucede con la categoría “cosificación” lo mismo que con la categoría “objetivación”, es un concepto incompleto, le han cortado una parte. La expresión conceptual completa es la siguiente: cosificación de las relaciones económicas capitalistas. No sabemos si hay otras clases de relaciones que experimenten la cosificación, pero no debemos generalizar en exceso, llevar los conceptos más allá de sus límites originarios hace que pierdan concreción y precisión.
Este error puede observase en Wikipedia, se define la cosificación como la transformación de los seres humanos en cosas. En este error también incurren muchos marxistas. En El Capital de Karl Marx de lo que se habla es de la cosificación de las relaciones sociales no de las personas. Y de momento debemos ser rigurosos con este contenido conceptual.
Habíamos dicho que el sistema conceptual concreto donde debe estudiarse la cosificación es en el capital productor de interés o capital bancario. Según Marx en el capital productor de interés es donde la relación capitalista alcanza su forma más externa y más fetichista. Para aclarar por qué esto es así, es necesario explicar aunque sea de forma breve la forma del capital industrial. Hay conceptos que pueden ser explicados de forma relativamente inmediata, pero otros sólo pueden ser entendidos con algunas fases de desarrollo previas.
El capital industrial se representa mediante la siguiente fórmula: D-M……P……M’-D’. Paso a explicarla. Se trata de que un capitalista tiene en sus manos una determinada suma de dinero (D) y con ella va al mercado y compra dos clases distintas de mercancías: por una parte, compra medios de producción, y por otra parte, compra fuerza de trabajo. Esta fase ocurre en el mercado o en la esfera de la circulación. Después se interrumpe la fase de circulación y se inicia la fase de la producción (P). Durante la fase de la producción los obreros transforman los medios de producción en mercancías cuyo valor es superior al valor desembolsado por el capitalista (M’). A este incremento de valor que experimenta el capital durante el proceso de producción se llama plusvalía. Y una vez que acaba el proceso de producción se vuelve de nuevo a la fase de la circulación (M’-D’), donde las mercancías elaboradas durante el proceso de producción se venden. (En estos casos siempre suponemos que las cosas transcurren de forma ideal y en consecuencia todas las mercancías producidas logran venderse).
La esencia de este movimiento y respecto al asunto que nos concierne consiste en lo siguiente: la plusvalía es fruto de una relación social, de la relación entre los capitalistas y los trabajadores. En esta forma de movimiento a casi todo el mundo le es fácil entender que si los capitalistas se enriquecen de forma desproporcionada, se debe a que explotan a los trabajadores. Con el capital comercial todavía se conserva la idea de que la ganancia comercial, que es una parte de la plusvalía, brota de las relaciones sociales, de las habilidades del comerciante para comprar barato y vender caro. Aunque esto no sea esencialmente así, por lo menos se conserva la idea de que la ganancia comercial proviene de las relaciones sociales.
La plusvalía que genera el capital industrial se divide en tres partes, que es como comúnmente es conocida: el beneficio, el interés y la renta del suelo. El beneficio es la parte de la plusvalía con la que se queda el capitalista industrial, el interés es la parte de la plusvalía con la que se queda el prestamista del dinero –los bancos-, y la renta del suelo es la parte de la plusvalía con la que se queda el propietario del suelo o del local.
Pasemos ahora a la explicación de la cosificación. El capital productor de interés viene representado por la fórmula D-D’. Es la fórmula del capital, D-M-D’, reducida a sus dos extremos. El propietario del dinero le presta a un capitalista una suma de dinero (D) para que haga negocio durante un tiempo determinado. Y al finalizar el vencimiento el capitalista tiene que devolverle al prestamista el dinero prestado más un interés (D’). Desde el principio vemos que se ha producido un cambio decisivo en la fórmula general del capital: han desaparecido el proceso de producción y el proceso de circulación. La relación social entre capitalistas y trabajadores ha quedado reducida a la relación de una cosa consigo mismo. El dinero produce más dinero, esto es, interés, en un tiempo determinado. La plusvalía no se presenta ahora como fruto de una relación social, sino como fruto de una propiedad inmanente del dinero. A esto llama Marx cosificación de las relaciones de producción: el hecho de que el interés, que es una forma particular de existencia de la plusvalía, brote del propio dinero. Como puede observarse la cosificación nada tiene que ver con la objetivación.
Esta cosificación es tan poderosa que todos los tratados de economía convencional lo tratan como si fuera natural que los ahorros arrojen rendimientos, como si fuera del todo natural que los propietarios del dinero por el sólo hecho de prestarlos tuvieran derecho a apropiarse de una parte del trabajo social. En el libro Economía de Samuelson y Nordhaus, en la sección dedicada a activos financieros y tipos de interés, podemos leer lo siguiente: “Cuando los individuos ahorran, esperan obtener un rendimiento. Este es el tipo de interés, o sea, el rendimiento financiero de los fondos, es decir, el rendimiento anual de los fondos prestados”. Podríamos afirmar que los economistas y personas en general que hablan de los rendimientos de los fondos prestados como un hecho natural, sin cuestionar su esencia y sin apreciar la cosificación de las relaciones económicas, deben considerarse personas alienadas, y de este modo enlazamos con la respuesta a la última cuestión.
La alienación
Aclaremos primero que en este trabajo el concepto de alienación se tomará como equivalente a enajenación. El estudio del concepto de enajenación debe situarse en el marco del análisis del trabajo asalariado. En Wikipedia podemos encontrar la explicación de la teoría marxista de la alienación, cuyo error fundamental a mi juicio estriba en no saber diferenciar los rasgos esenciales de la enajenación de su manifestación histórica en la Europa del siglo XIX. Leamos lo que dice Wikipedia: “Actualmente, como la mayoría de los conceptos filosóficos e instituciones sociales, la alienación -como categoría analítica- se encuentra en una crisis teórica debido a las profundas transformaciones sociales que han dado paso a la sociedad posmoderna”. Sin duda que los obreros europeos del siglo XIX nada tienen que ver con los obreros de la época del Estado del bienestar, pero sus rasgos esenciales siguen incólumes. La propiedad privada lejos de debilitarse se ha fortalecido. Y a escala mundial la alienación, esto es, el divorcio del hombre respecto de la producción, es tan poderosa como en aquel entonces. Sólo basta contar el número de personas que mueren a diario de hambre, por causa de la enajenación a la que están sometidos, para saber que la teoría marxista de la alienación sigue teniendo total actualidad.
El segmento de los trabajadores activos donde mejor se expresa la esencia del trabajo enajenado es el de los que viven del salario mínimo, no así el de los altos ejecutivos y directivos. La enajenación tiene que ver fundamentalmente con la propiedad privada o es una manifestación de la propiedad privada. De manera que en todos aquellos empleados que tienen una vinculación estrecha con los dueños de las empresas y participan de sus beneficios, aunque sea bajo la forma de salarios altos, no viven enajenados o viven la enajenación positiva.
El ser humano originariamente, como sucede con los animales que viven en estado salvaje, estaba unido a la naturaleza y ésta le proporcionaba dos factores básicos: el objeto de trabajo, incluso el medio de trabajo, y los medios de subsistencia. En ese entonces el ser humano estaba unido en esas dos vertientes con la naturaleza. Pero desde el surgimiento de la sociedad esclavista, pasando por la sociedad feudal hasta llegar a la sociedad capitalista, ser humano y naturaleza se han separado. Ahora al ser humano tienen que darle trabajo para obtener los dos factores que en su origen le proporcionaba la naturaleza: por una parte, el objeto y los medios de trabajo, y por otra parte, los medios de subsistencia.
El trabajador asalariado, el trabajador de la época capitalista, no es dueño del objeto de trabajo como tampoco lo es del medio de trabajo. Y como es de suponer tampoco es dueño del producto del trabajo. Que el obrero está enajenado significa en primer lugar que el obrero no es dueño de los medios de producción y del producto del trabajo. Pero si el trabajador no es dueño de los medios de producción, tampoco será dueño de la actividad productiva que crea la riqueza, tampoco es dueño de su propia actividad.
Hay una tercera determinación del trabajo enajenado: la que tiene que ver con el ser genérico del hombre. La actividad productiva, la vida en la empresa, representa la vida genérica del ser humano, mientras que la vida en familia y la vida fuera de la empresa representan en general la vida individual del ser humano. La enajenación del ser humano ha llegado a tal extremo que su vida genérica, su actividad productiva, se ha convertido en medio de su vida individual.
Estas son las tres determinaciones del trabajo enajenado: el trabajador no es dueño de los medios de producción, el trabajador no es dueño de su propia actividad, y el trabajador utiliza su vida genérica como medio de su vida individual. Y todo lo que en el trabajador se manifiesta de manera negativa, se presenta en el capitalista de manera positiva: él es el dueño de los medios de producción, de la actividad productiva y de la vida genérica del hombre.
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