El mundo animal está lleno de maravillosos fenómenos semiológicos dignos de estudio y de análisis. La ventaja de estos análisis estriba en que estos fenómenos semiológicos son miles de veces más sencillos que los que podemos encontrar en el mundo humano, circunstancia que nos permite elaborar los primeros conceptos de la Semiología con relativa claridad y precisión. Hoy nos centraremos en la semiología vinculada a la vida de la serpiente cola de lombriz, una serpiente que se ayuda de la apariencia de su cola para cazar ranas.
La serpiente cola de lombriz necesita alimentarse para poder vivir. Si no se alimenta, se muere. Pero los alimentos no le caen del cielo ni se los entrega gratuitamente la naturaleza, tiene que luchar duro para obtenerlos. Supongamos, pues, que nuestra serpiente acuciada por el hambre sale de cacería. A los pocos instantes localiza una rana. Pero a la hora de cazarla no se desliza sigilosamente hacia ella y la devora, puesto que la rana nada más verla huiría, sino que hace uso de una estratagema más compleja: en vez de que el depredador se acerque a su presa, hace que la presa se acerque al depredador.
¿Cómo se logra que una presa se aproxime a su depredador? Sólo si el depredador es capaz de engañar a la presa. ¿Cómo engaña entonces nuestra serpiente a la rana? Haciendo uso de dos mecanismos semiológicos: el camuflaje y el señuelo. La serpiente inmoviliza y entierra la mayor parte de su cuerpo entre la hojarasca hasta hacerse imperceptible, a excepción de la cola que la mueve como una lombriz. Al cambiar su apariencia de serpiente por su apariencia de lombriz, la serpiente cambia momentánea y aparentemente su papel de cazador por el papel de presa. Por su parte, la rana, que antes desempeñaba el papel de presa, pasa a desempeñar el papel de cazador. Pues bien, la rana en su papel de cazador se lanza a por la lombriz aparente. Pero antes de que la rana llegue a morder a la aparente lombriz, la serpiente con un movimiento rápido captura a la rana.
Dejemos de lado la táctica del camuflaje y centrémonos en la táctica del señuelo. ¿Cuál es su esencia semiológica? Que una serpiente aparece ante una rana como una lombriz, que un animal determinado adquiere la apariencia de otro animal determinado. De lo que deducimos que la serpiente tiene dos valores aparentes: el de serpiente y el de lombriz. Pero uno de esos valores aparentes es verdadero y el otro es falso. La apariencia de serpiente de la serpiente es verdadera porque el valor aparente de serpiente se corresponde con el valor corporal de serpiente. Mientras que la apariencia de lombriz de la serpiente es falsa porque el valor aparente de lombriz no se corresponde con el valor corporal de serpiente.
Es un hecho regular que el valor aparente de lombriz vaya unido al valor corporal de una lombriz. Cuando la rana caza a una lombriz y se la come, se come el cuerpo de una lombriz. Pero en ciertas ocasiones, cuando la serpiente cola de lombriz intenta engañar a la rana, el valor aparente de lombriz va unido al valor corporal de una serpiente. En estos casos, la rana resulta cazada por la serpiente. De ahí deducimos que el valor aparente de lombriz existe en dos cuerpos diferentes: en el suyo propio y en uno ajeno, en el cuerpo de la serpiente.
Conclusiones
Los animales, en tanto seres semiológicos, deben ser considerados como unidades de dos caras: cuerpo y apariencia, valor corporal y valor aparente. El valor corporal es el valor que tiene un ser por su utilidad práctica. Por ejemplo, el valor corporal de la rana es ser medio de subsistencia de la serpiente, ser un ingrediente necesario para la afirmación de la existencia de la serpiente. Mientras que por valor aparente o valor referencial entenderemos el conjunto de referencias que constituye la identidad de un objeto. Cada cuerpo tiene su propio valor aparente. La rana tiene apariencia de rana y la serpiente apariencia de serpiente. Pero la serpiente, además de su valor aparente de serpiente, tiene el valor aparente de una lombriz. Pero si bien su valor aparente de serpiente le viene dado, su apariencia de lombriz tiene que producirla. El tamaño y el color de su cola le ayudan a obtener el valor aparente de lombriz, pero para producir esta apariencia tiene que reducir su apariencia de serpiente a cero, transformarla en apariencia de hojarascas, y mover su cola como una lombriz.
Por su parte, la lombriz tiene apariencia de lombriz. Pero el valor aparente de lombriz no sólo existe en el cuerpo de la lombriz, sino también existe en un cuerpo ajeno, en el cuerpo de una serpiente. Este hecho nos permitirá definir las dos formas de existencia de los valores referenciales: cuando un valor aparente existe en cuerpo propio, la apariencia de lombriz existiendo en un cuerpo de lombriz, diremos que el valor aparente existe en forma real, mientras que cuando un valor aparente exista en cuerpo ajeno, el valor aparente de lombriz existiendo en el cuerpo de serpiente, diremos que el valor aparente existe en forma de imagen.
Comparemos este modo de expresión, el constituido por el cuerpo de lombriz y la apariencia de lombriz existiendo en el cuerpo de serpiente, con otro modo de expresión y estudiemos las diferencias. Pongamos una manzana delante de un espejo. El valor aparente de la manzana existe en dos cuerpos diferentes: en el suyo propio y en uno ajeno, en el cristal del espejo. Pero en este caso el valor aparente de manzana existiendo en el cristal del espejo es producido por la propia manzana, que desempeña el papel de objeto expresado o reflejado. Mientras que en el caso que estudiamos, la apariencia de lombriz existiendo en el cuerpo de la serpiente no es producida por el objeto expresado, la propia lombriz, sino por el medio de expresión, la serpiente. También ocurre, en el caso del espejo, que la manzana tiene que estar presente para que se produzca la imagen de la manzana, mientras que en el caso que estudiamos la lombriz no tiene que estar presente para la que serpiente produzca la imagen de una lombriz. En suma, en el caso que analizamos la expresión, esto es, el valor aparente de lombriz existiendo en el cuerpo de la serpiente, ha logrado su independencia frente al objeto expresado, mientras que en el caso de espejo esta independencia no es posible.
23 de abril de 1992.
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