Cuando Malime dice que quiere contrarrestar mi nefasta influencia e interferencia sobre los economistas rojos, no se comporta como un libre pensador sino como una persona atada a los prejuicios. Cuando me cataloga de idealista y dogmático por leer y seguir a Hegel, sencillamente no sabe lo que dice y se limita a etiquetarme. Confunde continuamente la lucha por el conocimiento con la lucha de clases. O dicho de otro modo: transforma la lucha por el conocimiento en una lucha de clases. Se comporta como un cuadro rojo dentro de una empresa de cuadros profesionales, siempre al acecho para dictaminar quién es revolucionario y quién es contrarrevolucionario. Se comporta como si tuviera la verdad del marxismo y del socialismo en sus manos. Se presenta como un ignorante en materia económica, sin embargo, cataloga mis escritos sobre economía de no marxistas. Creo que Malime teme a las ideas nuevas, a las ideas que no conoce, porque ponen en cuestión su concepción sobre el capitalismo y el socialismo. Y se atrinchera en las ideas viejas. Y las ideas supuestamente nuevas no son tan nuevas: son las ideas de Marx expuestas en El Capital. Lo que es nuevo es el socialismo de mercado.
Sólo se trata de ser serios y razonar. No hay duda de que el dinero es hoy día la máxima potencia que lo domina todo. De ahí la necesidad de que los marxistas en calidad de supuestos científicos se hagan con una representación científica del dinero. El primer capítulo de El Capital nos proporciona la mejor representación científica sobre el dinero que se haya escrito jamás. Y lo que señala Ilích Ulianov es que para entender ese primer capítulo es necesario conocer previamente la Lógica de Hegel. Sólo se trata de eso: estudiar primero la Lógica de Hegel y después el primer capítulo de El Capital.
Hablemos de nuevo en serio. Una de las principales críticas que formulan los burgueses contra El Capital es que está escrito con un lenguaje tan rebuscado que es imposible de entender. Fraga dice que es el peor libro que se haya escrito nunca. Algunos marxistas han coincido con esta apreciación: El Capital es un libro escrito con un lenguaje rebuscado y enredado. Pero han buscado un culpable: la presencia del lenguaje hegeliano en el pensamiento de Marx. Para estos marxistas la tarea se presenta así: para poder entender correctamente El Capital es necesario que previamente le restemos el lenguaje hegeliano. Qué distinta es la posición del gran libre pensador de todos los tiempos, Ilích Ulianov, quien al leer la Lógica de Hegel se asombró, se impresionó, de cuanto pensamiento hegeliano había en el pensamiento de Marx. De ahí que concluyera: para entender el pensamiento de Marx hay que conocer previamente el pensamiento de Hegel.
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