“El dinero, como el lenguaje y el Estado, son las
grandes creaciones sociales, las más excelsas sustantivaciones del ser social
humano, la expresión de que todos dependemos de todos, de que todos somos por
medio de todos. No obstante, hay que observar que en las sociedades
capitalistas los productos sociales, en especial el dinero, están siendo
empleados para provecho exclusivo de las minorías y para generar desigualdades. Resulta paradójico pero es así: lo que es
expresión de la igualdad se emplea para generar desigualdad”
Robert J. Shiller está enajenado por el poder
infinito del dinero. Lo conoce y lo trata solo en cuanto figura acabada del
valor. No se preocupa por estudiar su génesis. Y por ello desconoce su esencia:
el trabajo abstracto. Dicho en su forma perceptible: El gasto de fuerza de
trabajo sin tener en cuenta la forma de su gasto. De manera que aquello que es
resultado del mundo mercantil, del desarrollo del intercambio, es presentado
por Shiller como causa de la diversidad de la actividad productiva. El dinero
es la expresión de la igualdad entre los hombres y mujeres, es la abstracción
de la particularidad, es la manifestación de que todos somos sus creadores. El
dinero, como el lenguaje y el Estado, son las grandes creaciones sociales, las
más excelsas sustantivaciones del ser social humano, la expresión de que todos
dependemos de todos, de que todos somos por medio de todos. No obstante, hay
que observar que en las sociedades capitalistas los productos sociales, en
especial el dinero, están siendo empleados para provecho exclusivo de las
minorías y para generar desigualdades.
Resulta paradójico pero es así: lo que es expresión de la igualdad se emplea para
generar desigualdad. Y en la forma más fetichizada del capital, en la forma de
capital productor de interés, del dinero que alumbra más dinero, es donde las
minorías han descubierto el mecanismo para generar las más crueles
expropiaciones de riqueza a las grandes mayorías. Pero Shiller vive tan
dominado por las formas fetichistas de la economía, que presenta las finanzas
como la fuerza creadora de toda la diversidad de la riqueza, y bajo esa condición la
cataloga como bella.
La diversidad de las
actividades y las formas económico-sociales
“Más allá de la belleza de la teoría, las finanzas
tienen todavía más belleza en aquello que crean, puesto que versan sobre los
deseos y las posibilidades humanas, y facilitan las actividades día a día que
constituyen nuestras vidas laborales. Estas actividades encaminadas a un
objetivo son de por sí bellas, y uno puede retroceder un paso y maravillarse
ante ellas, como lo hizo Walt Whitman en su obra de 1892, Hojas
de hierba: ¡Yo canto el poema de las ocupaciones! En el trabajo de las máquinas
y en los oficios manuales y en la labor de los campos, descubro los
desarrollos, y encuentro los eternos designios. ¡Obreros y obreras! Es en
su manera de facilitar la diversidad entera de actividades humanas –de una
sociedad humana activa, rica y variada, apreciada por todas las personas– que
las finanzas manifiestan su belleza más genuina”. Robert J. Shiller, 2012. Las
finanzas en una sociedad justa. Ediciones Deusto. Página 223.
Son varias las objeciones que se pueden plantear a
estas palabras de Shiller: una, no distinguir con claridad el valor del valor
de uso, dos, dejar de lado la forma
económica social de los procesos de
trabajo, y tres, no mostrar el lado funesto de las finanzas capitalistas. No se
llega a entender cómo habiendo producido el poder financiero-capitalista tanto
daño a los seres humanos, según ha
quedado probado en la crisis económica desatada en el 2008, Shiller presente a
las finanzas bajo el halo de la belleza. Está tan atrapado en las categorías aparentes de la economía
convencional, que no percibe el carácter destructor inherente al sistema
financiero capitalista.
Habla Shiller que las actividades encaminadas a un
objetivo son de por sí bellas. Pero bajo “el por sí” de las actividades nadie
vive. Toda actividad económica tiene una forma económico-social. En las
sociedades esclavistas, en las feudales y ahora en las capitalistas, los
trabajadores desarrollan sus actividades bajo el peso de la enajenación: no son
dueños de su quehacer económico; no son dueños de los medios de producción que
emplean en su trabajo; y no son dueños del producto de su trabajo. Así que no puede haber belleza en la vida
enajenada.
Las finanzas, los deseos y
el interés
Es un engaño decir con Shiller que las finanzas
versan sobre los deseos y las posibilidades humanas. Nos habla del valor de uso
y no del valor que se multiplica, esto es, del capital productor de interés, que
constituye la esencia de las finanzas. Nadie presta dinero para que el otro
satisfaga sus deseos y realice las posibilidades de la humanidad. Al
propietario y al gestor del dinero no les importa dónde y en qué va a invertir
el otro el préstamo, lo que en verdad les preocupa y les interesa es si el otro
será capaz de devolvérselo incrementado con el interés. Y si el otro es un capitalista,
industrial o comercial, tampoco le preocupa a éste la satisfacción de sus
futuros clientes. No es un acto humanitario el que lleva a cabo el capitalista,
sino una exigencia de la economía. Si no produce un servicio o un producto que
sea necesario y de acuerdo con la calidad media y los precios medios, nadie se
lo comprará y no hará negocio. Pero él
quiere hacer negocio. Así que se esmera en producir un valor de uso de la mejor
calidad y al precio más competitivo. Pero este objetivo es un medio para su
verdadero fin: el enriquecimiento.
El sujeto de las
ocupaciones
También Shiller malinterpreta a Whitman. No creo que
Whitman se maravillara ante el desenvolvimiento de las actividades económicas y
de sus sujetos principales, los obreros y las obreras, según afirma Shiller.
Hay dolor, mucho dolor, en lo que canta Whitman. Escuchemos algunos de sus
versos en el poema Canto a las
ocupaciones: “Si te degradas, te haces criminal o te enfermas, yo me degrado,
me hago criminal o me enfermo por amor a ti. Si recuerdas tus actos imprudentes
o delictivos, ¿crees que yo no recuerdo mis actos imprudentes o delictivos? Si
te embriagas en la mesa, yo me embriago en el extremo opuesto de la mesa.
(Porque eres sucio o granujiento, o porque te embriagas una vez, o robaste, o
porque padeces una enfermedad crónica, o eres una prostituta, o por tu
frivolidad o impotencia, o porque no eres instruido y nunca has visto tu nombre
en letra de molde, ¿crees que por eso eres menos inmortal?”. Es obvio que
Shiller vio en el poema de Whitman lo que quiso. Es un poema largo muy largo,
con demasiados lados. Y uno puede coger lo que le interesa. Y lo que le
interesaba a Shiller era maravillarse de la diversidad las actividades
económicas y pregonar ilusionado y entusiasmado que eran posibles gracias a las
finanzas. Se olvidó de los sujetos y del estado de los sujetos de las
actividades económicas, que viven degradaciones, que se ven obligados a
prostituirse y a delinquir, que tienen necesidad de embriagarse para olvidar, y
que no tuvieron la suerte de instruirse en la ciencia y en el arte. Shiller
enajenó al sujeto por medio de la actividad concebida en forma abstracta o en
forma natural, como si la economía careciera de forma económica social, como si
no hubiera unos hombres que son los amos y otros los desposeídos de los medios
de producción, razón por la cual los primeros se apropian del trabajo de los
segundos y se enriquecen sin límite.
Las diferencias generadas
por la división social del trabajo
El otro aspecto esencial en el poema de Whitman se
expresa en estos versos: “El Presidente
está allá en la Casa Blanca por ti, no eres tú quien está aquí por él; los
Ministros trabajan en sus despachos por ti, no tú aquí por ellos; el Congreso
se reúne cada año por ti; las leyes, los tribunales, la organización de los
Estados, las cartas de privilegio de las ciudades, el ir y venir del comercio y el correo, son
todos por ti”. Si Shiller hubiera seguido fiel al sentido de estas palabras,
debió concluir: Las finanzas, el todopoderoso banquero, los grandes e inexpugnables
gestores del dinero, los dueños del capital monetario, son ahí por ustedes:
obreros y obreras de todo el mundo. Pero no, enajenado por las relaciones
mercantiles capitalistas, Shiller invirtió el sentido y afirmó que toda la rica
variedad de la actividad económica mundial es ahí por gracia de las finanzas,
por medio del capital productor de interés, por medio del dinero que alumbra
dinero.
No llego a entender por qué Shiller hizo una lectura
tan inadecuada del poema de Whitman. No entiendo por qué le atribuye el sentido
contrario al que tiene. Después de enumerar las actividades y trabajos
particulares durante 25 versos, para destacar la importancia de la
particularidad en la vida social, para destacar la grandiosidad del trabajo de
los obreros y obreras, Whitman casi al
final de su poema nos obsequia estos versos tan reveladores del sentido interno
que animan sus palabras: “Vosotros,
obreros y obreras de estos Estados, poseéis vuestra propia vida divina y
fuerte, y todo lo demás cede su puesto a los hombres y mujeres que son como
vosotros”. Y si todo lo demás cede su puesto a los obreros y obreras, el
capital productor de interés, y las todopoderosas finanzas también ceden sus
puestos, o deberían cederlo, a los divinos obreros y obreras. La única razón
que veo para explicar la equívoca lectura de Whitman es su enajenación absoluta
frente al capital productor de interés.
Valor de uso y valor
Escuchemos a Whitman en el poema referido: Los corrales de cerdos, el mazo, la argolla,
el tubo de escaldar, el desventrar, el destral, la porra del envasador y el
abundante trabajo invernizo de envasar la carne de cerdo. Molinos de harina, la
molienda del trigo, centeno, maíz, arroz,
los barriles, las barcas cargadas,
las altas pilas en los muelles y malecones, los hombres y los trabajos
de los hombres en los barcos, ferrocarriles, embarcaciones de cabotaje, canoas,
pesqueras, canales; la rutina constante de nuestra vida o de la vida de
cualquier hombre, la tienda, taller, almacén o fábrica,… Como indiqué
antes, además de estos cuatro versos, Whitman dedica 21 versos más para
enumerar los valores de uso y los trabajos útiles de los obreros y de las
obreras. Busca volver significativo el trabajo concreto frente al dinero que
representa el trabajo abstracto, mientras que Shiller lo presenta al contrario:
busca volver significativo al capital productor de interés porque a su juicio es el facilitador de la
rica y variada actividad productiva.
El concepto de valor de uso sirve para distinguir a
unas mercancías de otras: por sus propiedades y por sus utilidades. Si las
mercancías no fueran valores de uso cualitativamente diferentes, no tendría
sentido el intercambio. Nadie cambia una mesa por una mesa y un kilo de harina
por un kilo de harina. La diferencia entre los valores de uso es el motivo
material del intercambio. Y del mismo modo que los valores de uso se distinguen
cualitativamente unos de otros, también se distinguen los trabajos que les dan
existencia. El trabajo útil del carpintero es cualitativamente diferente del
trabajo del productor de harina. Y Whitman por medio de su poema alaba y señala
la grandiosidad de los valores de uso y de los trabajos que les dan existencia.
Y por ese medio quiere que los obreros y obreras se sientan grandes y significativos,
tanto como el Presidente, los jueces o los banqueros. Pero esto no lo pudo ver
Shiller porque el omnipresente dinero lo tiene ciego.
Pero si bien es fundamental el concepto de valor de
uso, no lo es menos el concepto de valor. Por muy diferentes que sean el
trabajo del carpintero y del agricultor, tienen un lado en común: ambos son
gasto de fuerza de trabajo humana. El concepto de valor es un concepto
humanista. Con él vemos que en todas las mercancías se ha gastado fuerza de
trabajo humana sin tener en cuenta la forma concreta en que se ha gastado. Y
bajo esa condición las mercancías son iguales. Y los precios, la expresión del
valor en dinero, no hacen otra cosa que legitimar esa igualdad. No es el dinero
el que le da el ser a los valores de uso y al trabajo útil que los crea; el
dinero lo produce el trabajo, y la venta del producto del trabajo así lo
confirma. El dinero que hay en los bancos es el dinero producido por la rica y
variada actividad del trabajo. Así que los banqueros son por medio del trabajo
de los obreros y obreras, y no al revés, como supone Shiller.
Así que cantemos con Whitman a las ocupaciones, al
trabajo útil, a los valores de uso. Y declaremos que el valor en su más
evolucionada figura, el dinero, es obra del trabajo; y que los propietarios y
gestores del capital monetario son ahí por medio de los obreros y las obreras. Liberémonos
entonces de la servidumbre a la que nos tiene sometido el capital productor de
interés. Pongamos las cosas en su verdadero sitio y conquistemos el sentido
humano de las relaciones económicas. Declaremos
la propiedad pública del sistema financiero. Solo así adquirirá la más profunda
de las bellezas y advendrá la humanidad sobre los desfavorecidos.
Hola Francisco Umpiérrez. He llegado hasta aquí, gracias a Jerónimo Carlos Artiles, por un comentario suyo en eskup en El País, recomendando tus entradas sobre Lutero y la Usura.
ResponderEliminarFelicitarte por los contenidos de este excelente blog y por los comentarios de tus seguidores. Me alegra haberte encontrado en esta blogosfera sin fin de fronteras y espacio, desgraciadamente condicionado por las limitaciones de nuestro tiempo presente. Ya sabes, no podemos llegar a todo cuanto nos pueda suscitar interés.
Efectivamente, Robert J. Shiller está enajenado, al igual que muchos otros, que ejercer la tiranía y dictadura del dinero esclavizando a la inmensa mayoría de seres humanos.
En mi parecer, el dinero, solo es un medio instrumento para intercambiar nuestro tiempo individual con los demás. Agregado con el de otros, permite ofrecer el producto final que queramos de manera que sea de utilidad. Con esto trato de decir que, el equivalente del dinero es el tiempo individual de cada persona. Lo demás de cuanto se dice, son burdas patrañas y embustes universales. Lo que se dice sobre el precio y el valor, entiendo, que son meras fantasías creadas por la mente humana que nos llegan heredados por medio de los paradigmas.
Para no extenderme resaltar mi convicción, de que se necesitan establecer garantías efectivas Universales de independencia económica para que todos los seres humanos podamos atender nuestras necesidades esenciales: alimentación, educación, sanidad, vivienda, suministros, servicios y demás esencial, inclusive lo común por medio de los Estados. Mientras no se establezcan estas garantías Universalmente, los seres humanos seguiremos en crisis existencial.
Si lo consideras oportuno, te invito a ver mis blogs http://cort.as/3T7Z http://cort.as/0qCs http://cort.as/1mWw Si te apetece contactarme quedo a tu disposición.
Recibe un gran abrazo
Juan Bernardo montejb