Aconsejo al lector que lea previamente el artículo de Alejandro Nadal titulado “Sueños y pesadillas del imaginario reaccionario”, http://www.jornada.unam.mx/2011/07/13/opinion/025a1eco, porque sirve de ejemplo de la visión que quiero criticar. Visiones como estas abundan mucho en el seno de la izquierda y pueden encontrarse en páginas tan importante como Rebelión.
Es una visión demasiado pesimista y sombría del mundo. Parece que su autor en ese artículo sólo ve el lado oscuro y difícil del mundo. Quienes lo lean, si se encuentran en dificultades económicas, se deprimirán. Son visiones que no ayudan al movimiento y a la rebelión, sino al miedo y a la parálisis. ¿Por qué ha de describirse el mundo siempre desde la perspectiva del que no tiene empleo y no desde quienes tienen empleo? ¿Por qué han de realzarse siempre las sombras y no las luces del mundo? ¿No se observa quizás cómo los pobres se ríen del mundo y cómo se alegran hasta de las más pequeñas conquistas? ¿No aprecia este autor las conquistas sociales? ¿No ve las conquistas culturales? ¿No ve el disfrute? ¿No aprecia la paz en la que viven los países occidentales? ¿No ve el lujo? ¿No lee las revistas del corazón? ¿No asiste a bodas y bautizos? ¿No comparte con la gente común todo lo que pertenece al mundo?
Creo que muchos analistas de izquierda viven fuera del mundo o viven dentro de un mundo concebido de forma excesivamente unilateral. Hay guerras, sin duda, pero también hay paz. Hay pobreza, sin duda, pero también hay riqueza. Hay penurias y necesidades, sin duda, pero también hay disfrute y satisfacciones. Hay barbarie, sin duda, pero también hay excelsa cultura. Hay superficialidad y banalidad, sin duda, pero también hay profundidad y serio compromiso. El mundo hay que retratarlo al completo y no desde sus lados más oscuros.
Muchos analistas de izquierda son presas del oscuro pesimismo: sólo se reflejan en el lado negativo del mundo. Y contra esa visión yo me rebelo y la niego.
¡Viva la revolución y la perspectiva de la revolución hecha de luz!
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