Escuchemos a Paul Krugman en la página 97 de su
libro “¡Acabad ya con esta crisis!”: “El dinero compra influencia; mucho dinero
compra mucha influencia; y las políticas que nos han llevado hasta donde
estamos, aunque nunca han hecho demasiado por la mayoría de la gente, al menos
sí han funcionado muy bien (al menos durante un tiempo) para unas pocas personas
situadas en lo más alto”.
Habría que preguntarle a Krugman: ¿Donde está el
problema? Responderemos por él: en que hay personas que están situadas muy alto
y tienen mucho dinero. ¿Cuál sería entonces la solución? En impedir que haya personas
que estén situadas muy altas y tengan mucho dinero. De otro modo siempre la política
favorecerá a los que están en lo más alto. Krugman describe bien el problema,
pero se queda ahí sin atinar con la solución de base, su espíritu reformista le
impide desprenderse de su piel burguesa. A lo mejor un día, si las desigualdades
en su amada América siguen su marcha inexorable, Krugman se nos vuelve
revolucionario.
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