El señor X confunde de continuo la imagen con la realidad. Eso se debe a que su conocimiento de la realidad, en parte, es pobre, y, en parte, es no científico. Hablemos de una determinada realidad: el acoso. Precisemos y hablemos de una clase especial de acoso: el que se produce por parte de una mujer de 45 años sobre un joven de 30 años. Hay distintas clases de imágenes sobre esta realidad: la que nos proporciona la psicología, la que nos proporciona la sociología y la que nos proporciona el cine. Las imágenes que nos proporcionan la psicología y la sociología son científicas, mientras que las que nos proporciona el cine son artísticas. Las dos primeras esferas de saber, la psicología y la sociología, nos proporcionan unas visiones de la esencia de las cosas y de la regularidad que se produce en el fenómeno del acoso en vista de buscar algunas leyes fundamentales. Mientras que el cine nos proporciona una visión de las apariencias y busca emocionarnos.
Lo que le
sucede al señor X es que la visión que le proporciona el cine sobre este tema la
toma como si fuera la realidad misma; y les da a los personajes
cinematográficos, creados para emocionarnos, un estatuto ontológico del mismo
valor que el estatuto que tienen las personas acosadoras y las personas
acosadas en la realidad. Solo sabe hablar del personaje. Le cuesta horrores
hablar de la realidad. Es incapaz de ver que en el cine hay mucha
irracionalidad, mucha exageración y mucha idealización. En el cine la
idealización falsea la realidad, mientras que en la ciencia la idealización
acomoda la realidad al concepto. No hablemos de las imágenes cinematográficas
como si fueran ciencia. Debemos superar la imagen cinematográfica, que en lo
fundamental busca emocionarnos y que nos identifiquemos con los personajes, y
enfrentarnos a la realidad ayudados por el conocimiento sensible que sistematiza
y organiza conceptualmente la ciencia: la psicología y la sociología. No
tomemos la imagen cinematográfica como si fuera la realidad. Sin duda que el
cine produce imágenes de la realidad, pero no está preocupada por expresar
esencias, todo lo contrario: su papel decisivo está en expresar las
apariencias. Sin duda que esas apariencias manifiestan esencias, pero al ser idealizaciones,
en parte las ocultan y en parte las falsea.
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