La determinación del valor por el tiempo de trabajo, no es obra de Marx, es la base de la teoría de David Ricardo. Para que se hagan una idea de cómo se expresaba teóricamente y a este respecto, escuchen sus palabras: “El fundamento, el punto de partida de la fisiología del sistema burgués –de la comprensión de su trabazón orgánica interna y de su proceso de vida - es la determinación del valor por el tiempo de trabajo”.
Esta posición de este gran economista burgués resultaba tan arriesgada para el sistema capitalista que Carey lo denunció como padre del comunismo: “El sistema de Ricardo es un sistema de discordia…, tiende a engendrar la hostilidad entre las clases y naciones…Su libro es el verdadero manual del demagogo que aspira a tomar el poder por medio del reparto de tierras, la guerra y el saqueo”.
Pero vayámonos más atrás en el tiempo, cuando la burguesía daba sus primeros pasos en la historia económica, y escuchemos a Locke: “Dios ha dado el mundo a los hombres en común; pero puesto que se lo dio para beneficio suyo y para que sacasen del mismo la mayor cantidad posible de ventajas para su vida, no es posible que Dios se propusiese que ese mundo permaneciera siempre como una propiedad común y sin cultivar. Dios lo dio para que el hombre trabajador y racional se sirviese del mismo (y su trabajo habría de ser su título de posesión); no lo dio para el capricho de la avaricia de los individuos peleadores y disputadores”.
La teoría de que el trabajo es el creador del valor y que el derecho de propiedad sobre la riqueza debe basarse en el trabajo propio es, como se ve, una teoría originaria de la burguesía. ¿Pero de que burguesía? De la burguesía revolucionaria y trabajadora. De la burguesía que luchaba contra el poder feudal. Pero hoy día, donde la burguesía dominante se ha convertido en una clase parasitaria y decrépita, ha dejado de ser útil para esa clase social defender que el derecho de propiedad sobre la riqueza debe basarse en el trabajo propio.
Lo cierto es que en muchas ocasiones se disparan balas contra Marx de forma equívoca y se le hace representante en exclusiva de conceptos cuyos padres originarios, como hemos visto, son los representantes de la burguesía. Marx es un hijo de la burguesía, no sólo socialmente, sino también teóricamente.
TRABAJO Y VALOR II
¡Cuántos esfuerzos se hacen en ocasiones para ocultar lo evidente!
No expondré la teoría de Marx sobre el valor y su relación con el trabajo, sino sencillamente cómo calcula todo el mundo el valor de lo que hace. Veamos primero las cosas de un modo práctico antes de adentrarnos en las profundidades teóricas. Nos ahorraremos más de alguna discusión “filosófica”.
Una persona X contrata a un albañil para que le pinte la casa. Antes de que se inicie el trabajo el cliente le pregunta al albañil cuánto le va a cobrar. Y éste le contesta: la pintura se la cobraré aparte y la mano de obra le costará 150 euros por cada jornada laboral de ocho horas, incluido un descanso de media hora para almorzar.
El albañil empleó tres jornadas laborales en pintar la casa y gastó 40 kilos de pintura. Como cada kilo de pintura costó 2 euros, el costo total en pintura se elevó a 80 euros. Y como cada jornada laboral costó 150 euros y empleó tres jornadas laborales, el costo total del trabajo se elevó a 450 euros. Por lo tanto, el albañil le pasó al cliente una factura por 530 euros.
Es evidente que el valor de la pintura de la casa del cliente se compone de dos partes: costo en materia prima: 80 euros; y costo en trabajo: 450 euros.
Si ahora le preguntamos al fabricante de pintura cuáles son sus costos, nos dirá: para hacer 1000 kilos de pintura diaria necesito 600 kilos de pigmentos, que me cuestan 600 euros, y 400 kilos de aceite, que me cuestan 400 euros. Y para transformar esos 600 kilos de pigmentos y 400 kilos de aceite en 1000 kilos de pintura he de emplear 5 jornada laboral de 8 horas. Y como por cada jornada laboral cobro 200 euros, el costo laboral de esos 1000 kilos de pintura asciende a 1000 euros. Es evidente que el costo total de la pintura se compone de dos partes: costo en materia prima: 1000 euros; y costo en trabajo: 1000 euros.
Como se ve, en el análisis de los costos, siempre vamos a dar con el trabajo. Lo difícil no es explicar cómo el trabajo es la sustancia del valor, sino explicar el valor de un producto del trabajo sin tener en cuenta el trabajo.
TRABAJO Y VALOR III
1. Con mi mensaje anterior sólo quería poner de manifiesto la complejidad de las cosas y que no debe pretenderse resolver los problemas con cuatro palabras. Sobre cualquier cosa, en este caso el valor, siempre se han dicho muchas cosas. Así que conviene hilar fino.
2. Las fuerzas gravitacionales, o sencillamente la gravedad, no pueden verse. Lo que sí puede verse es la manifestación objetiva de la gravedad. Eso lo observó Newton. Igual sucede con el valor. El valor de una mercancía es la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla. Pero por muchas vueltas que le demos a una mercancía, como cosa de valor permanece inasequible. Aunque utilicemos el microscopio, no habrá manera de ver en una mercancía el trabajo que lleva encerrado dentro. El valor como cantidad de trabajo cristalizada en la mercancía es el valor en su forma natural, y el valor en su forma natural carece de objetividad.
3. Ninguna mercancía puede expresar su valor en sí misma, necesita de otra mercancía para poder hacerlo. Sólo así el valor adquiere forma objetiva. Igual sucede con las palabras. Si preguntamos por el significado de, por ejemplo, la palabra ‘mesa’, no podemos percibirlo observando a dicha palabra, necesitamos de otras palabras para que se nos haga objetivo dicho significado.
4. Hasta aquí he hablado del problema de la objetividad del valor, un problema epistemológico muy interesante de estudiar y resolver.
5. Un carpintero puede hacer una mesa empleando el tiempo de trabajo social medio. Supongamos que sean ocho horas. Pero cuando llega al mercado, la cuota de mercado de las mesas está ya ocupada por carpinteros rivales, y su mesa no atrae dinero. En este caso el mercado le demuestra que su trabajo no es socialmente necesario.
6. Hasta aquí sólo quiero poner de manifiesto la relación entre la determinación del valor como trabajo socialmente necesario y el mercado con sus dos componentes de oferta y demanda.
7. En Arje hay publicado un trabajo mío titulado “La transformación de la mercancía en dinero”, donde doy cuenta al detalle de esas complejidades y de otras muchas.
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