Kant situaba la cosa en sí en el más allá de la conciencia sensible y de la conciencia teórica. Dicho de otro modo: la conciencia no puede acceder a la cosa en sí. Surge una pregunta: ¿Cómo sabe entonces Kant de su existencia si no es accesible a la conciencia?
Los animales que tienen un cierto saber de las cosas sensibles, saben que dichas cosas existen para ser devoradas o consumidas. Demuestran así que tales cosas no son en sí. Con lo que concluimos que si bien para la conciencia las cosas sensibles pueden ser cosas en sí, para el aparato digestivo no lo son.
Es cierto, como dice Guillermo Malavassi, que los animales no son filósofos. Tal vez debamos decir: ¡Gracias a Dios! De manera que si ellos sin ser filósofos demuestran que las cosas sensibles no son cosas en sí, ¿no sería legítimo pensar que la cosa en sí no es nada sustantivo frente a la conciencia sino una mera criatura creada por la conciencia del filósofo Kant?
26 de septiembre de 2007.
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