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sábado, 6 de junio de 2009

La dialéctica y las transiciones

Primero les transcribo una cita de Vladimir Ilích contenida en la sección “La subjetividad” de sus reflexiones sobre la “Ciencia de la Lógica” de Hegel. Después de decir que Kuno Fischer “no muestra al lector cómo buscar la clave de las difíciles transiciones, matices, flujos y reflujos de los conceptos abstractos de Hegel”, añade lo siguiente: “Evidentemente también aquí lo principal para Hegel es señalar las TRANSICIONES. Desde cierto punto de vista, en ciertas condiciones, lo universal es lo individual, lo individual es lo universal. No sólo conexión, y conexión inseparable, de todos los conceptos y juicios, sino transiciones de uno a otro, y no transiciones, sino además identidad de los contrarios –eso es lo principal para Hegel”.


Una mayoría de marxistas siempre se han dedicado a destacar la lucha que existe entre los contrarios, hasta el punto que la han convertido en un aspecto absoluto. Esto ha sucedido en particular con la lucha de clases y en general con la oposición entre capitalismo y socialismo. Pero Vladimir Ilích, que ha estudiado la Ciencia Lógica de Hegel, ha destacado, ha puesto en primer plano, la importancia de las transiciones entre los contrarios. Y en su crítica a Fischer ha reclamado también la importancia de los matices y de los flujos y de los reflujos que existen entre los contrarios. Creo que esta visión, que destaca el aspecto de la transición entre los contrarios,  es la que debería predominar cuando se examina lo que ocurre en Venezuela. Y tener en cuenta además los matices, los infinitos matices, que hay en la  contradicción entre capitalismo y socialismo. No debería concebirse esta contradicción, como hacen muchos extremistas marxistas, de forma absoluta, como si entre ellos sólo hubiera abismo y distancia infinita.

Atendiendo a la importancia que tiene el aspecto de la transición en la contradicción entre capitalismo y socialismo, les transcribo la siguiente cita de Marx, tomada del capítulo titulado “El papel del crédito en la producción capitalista” de “El Capital”: “En las sociedades anónimas, la función está separada de la propiedad del capital y, por tanto, también el trabajo está totalmente separado de la propiedad sobre los medios de producción y sobre el plustrabajo. Este resultado del máximo desarrollo de la producción capitalista es un punto necesario de transición hacia la reversión de capital a propiedad de los productores, pero ya no como propiedad privada de productores aislados, sino como propiedad de éstos en cuanto asociados, como propiedad social directa”.  “Esto es la eliminación del modo capitalista de producción dentro del propio modo de producción y, por tanto, una contradicción que se anula a sí misma, que aparece prima facie como mero punto de transición hacia una nueva forma de producción. Y como tal contradicción se presenta también en la apariencia. En ciertas esferas establece el monopolio y, por tanto, provoca la ingerencia del Estado. Reproduce una nueva aristocracia financiera, una nueva serie de parásitos en forma de proyectistas, fundadores y directores puramente nominales; todo un sistema de especulación y fraude en relación con las fundaciones, emisión y comercio de acciones”.

Clarísimo procede Marx a la hora de señalar el blanco de la crítica de la izquierda radical: los altos ejecutivos de las sociedades anónimas y los cargos nominales. Y a ellos, que los llama parásitos, los hace responsables de la especulación y del fraude.  Y sin duda que son también los grandes responsables de la crisis actual, que tanta destrucción de riqueza y empleo ha originado, y que deberían pagar con una buena parte de su patrimonio personal. Pero esto jamás lo harían las autoridades gubernamentales de los países capitalistas, pues abrirían la puerta a una expropiación global de las infinitas fortunas de unos pocos amasadas por medio de la especulación y el fraude.

Por otra parte, y este era el tema de este trabajo, las sociedades anónimas representan un modo de transición del capitalismo al socialismo, en cuanto en ellas la función de trabajo se ha separado de la función de la propiedad. Lo que sucede es que una de esas funciones de trabajo, la dirección, se ha convertido en un robo a mano armada. Y contra este latrocinio no habría otra medida que tomar que poner un tope superior a los sueldos de los altos ejecutivos.

8 de marzo de 2009.



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