Una vez un jinete montado a su caballo recorría las llanuras matando a todos los que iban vestidos de blanco.
Cierto día un hombre ya mayor se le acercó y le dijo: es cierto que entre los hombres vestidos de blanco hay crueles explotadores, pero hay otros que no lo son: investigadores, profesores y algunos emprendedores. Está usted cometiendo una injusticia. El hombre montado en el caballo preguntó: ¿Están o no están todos vestidos de blanco? Sí, le contestó tembloroso el valiente anciano.
Entonces –afirmó fríamente el rojo jinete- todos deben morir.
Mientras el anciano regresaba a su comarca recibió un certero disparo y besó el polvo.
Luego se oyó el fiero relincho de un caballo y nuestro jinete volvió a recorrer las llanuras matando a todos los que iban vestidos de blanco.
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