Antes mis posiciones expresadas en mis dos trabajos dedicados a exponer las luchas entre los signos y los objetos, Wilbert Tapia, miembro del foro Filosofía y Pensamiento, me preguntó: “¿Y qué sucede con los objetos matemático? Esta fue mi respuesta: Tendríamos que preguntarle a Frege si los números son objetos o conceptos o si un concepto puede ser objeto de otro concepto o de la representación. Pero Wilbert Tapia es un pensador insistente. Así que de nuevo me salió al paso y volvió a formularle la pregunta inicial: “Aún si los números fueran conceptos, igualmente serían objetos (conceptuales). Entonces la pregunta se mantiene en pie”.
Ahora ya no podía responder tan escuetamente. Así que formulé el siguiente argumento: Los objetos conceptuales matemáticos no son objetos sensibles. Carecen de existencia objetiva fuera de la conciencia. No se pueden realizar acciones prácticas sobre ellos. Luego podríamos considerar que los números son objetos puramente semióticos u objetos a los que sólo les corresponde una existencia sígnica. De manera que aquí lo único que podría suceder, de acuerdo con la lógica planteada en mi trabajo, es que los signos fueran sepultados por los propios signos. La especulación es una de las formas discursivas más idóneas para ocultar por medio de signos a otros signos.
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