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sábado, 26 de noviembre de 2011

La representación como extensión de la intención significativa

Recomiendo al lector que lea previamente  Las espadas brillarán (significación y representación), que encontrará en mi blog bajo la etiqueta Semiótica.




Allí veíamos que la representación mediante la cual respondemos a la intención significativa de la expresión ‘espadas brillantes’, contiene más objetos de los que apunta dicha expresión. Si utilizáramos flechas para representar la correlación entre las palabras y los objetos a los que apunta su intención significativa, en este caso veríamos que de la expresión ‘espadas brillantes’ parte un haz de flechas de diez o más unidades. Deberían partir dos flechas, una por la palabra ‘espada’ y otra por la palabra ‘brillante’, pero en realidad parten diez.  A este hecho lo hemos llamado la extensión de la intención significativa por medio de la representación.



¿Qué consecuencias lleva aparejada este hecho?  En principio dos: uno, resulta muy difícil mantener la unidad del significado, se pueden producir cambios en el objeto significado sin que el hablante o el lector pueda percatarse, y dos, se genera contingencia. El lector o el oyente de la expresión se ven impulsados a la representación ampliada. Y en la representación ampliada pueden prestarle atención a un objeto que no estaba en la intención significativa contenida en la expresión emitida por el escritor o el hablante. Y a partir de ahí retornar a una expresión que puede estar muy alejada de la expresión originaria. En el diálogo esto es bastante habitual. En tales casos los hablantes suelen decir: sé que me he ido de lo que te estaba contando, pero me vino a la cabeza otro asunto y no pude evitar despistarme del asunto central. También suelen decir: no creas que me estoy olvidando de lo que te tenía que contar, pero sabes que una cosa lleva a la otra.



En la lectura este problema no se da o se da menos. La representación que da frenada, queda constreñida, no llega a dominar sobre la significación. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla: cuando estás leyendo por ejemplo “las espadas brillarán a una señal mía”, al instante siguiente ya estás leyendo otra cosa: “tales naciones quedarán destruidas,…”. La atención a la palabra, la continuidad que se produce en la serie de las palabras que debes leer, impiden que la representación se imponga y sabotee la unidad de la significación. 




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