Toda jornada laboral se divide en dos partes: trabajo necesario y plustrabajo. Se llama trabajo necesario a la parte de la jornada laboral donde el trabajador produce el equivalente de su salario o de sus medios de subsistencia. Y se llama plustrabajo a la parte de la jornada laboral donde el trabajador produce riqueza para el propietario de los medios de producción. Esta división de la jornada laboral en trabajo necesario y plustrabajo ha estado presente en todos los regímenes de producción: en el esclavismo, en el feudalismo, en el capitalismo y aún en el socialismo.
Hay personas que creen que en el socialismo no tiene sentido que haya plustrabajo. Pero es un error. Supongamos una pequeña empresa de propiedad colectiva. El plustrabajo irá a manos del obrero colectivo, del conjunto de los trabajadores y de las trabajadoras propietario de la empresa. Y si fuera una empresa de propiedad estatal, el plustrabajo iría a manos del Estado. Y la necesidad de que esto sea así se debe a que siempre hay gastos sociales. No sólo los de la propia empresa, sino también los de la sociedad en su conjunto: en infraestructuras, educación, sanidad,... Así que siempre habrá plustrabajo o siempre será necesario que haya plustrabajo. La clave no está en que haya plustrabajo, sino en quiénes sean los propietarios del plustrabajo y en a qué se destina. También es importante, por supuesto, cuánto representa el plustrabajo en la jornada laboral. Si en una sociedad socialista el plustrabajo representara un porcentaje muy alto de la jornada laboral, como sucedía en el modelo soviético, los trabajadores y las trabajadoras estarían más explotados en el socialismo que en el capitalismo.
Hay otro aspecto también a tener en cuenta. Que los trabajadores constituyan una clase social no quita que entre ellos haya diferencias. Estas diferencias no hay que borrarlas o hacer como si no existieran. La unidad de una clase social no supone la negación y anulación de sus diferencias. En todo colectivo de trabajadores los hay que trabajan más y los hay que trabajan menos, los hay que son más responsables y los hay que son menos responsables, los hay que son más entusiastas y los hay que son menos entusiastas, los hay que trabajan con total entrega y los hay que apenas se queman, los hay que apenas cogen baja médica y los hay que abusan de las bajas médicas. Así que todos los trabajadores no contribuyen por igual a la creación del plustrabajo y en consecuencia hay trabajadores que son mucho más explotados que otros. De ahí que los salarios, tanto en el capitalismo como en socialismo, no deban ser iguales. Este criterio debe ser importante además de por esa razón por esta otra: en muchas ocasiones hay directivos de empresas que trabajan muy poco y ganan mucho. Así que es muy probable que parte de su sueldo sea plustrabajo.
Otro aspecto importante es quiénes se quedan con el plustrabajo. Aunque el empresario industrial o comercial sea el que en primera instancia se queda con el plustrabajo, luego lo tiene que repartir entre varias codiciosas manos: debe entregarle una parte al propietario del local en forma de renta (la renta del suelo es una parte del alquiler), otra parte al propietario del dinero prestado (los bancos) en forma de interés, y otra parte en forma de dividendo a los propietarios de la empresa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario